Llevaba puesta la nariz.
Esta vez se proponía llegar a la antigua ciudad de Barabati, donde se alzaba la famosa Fuente de las Mil Aguas en la que, siglos atrás, habían bebido los Caballeros de la Orden del Grifo momentos antes de la batalla decisiva. Aunque dos de ellos –se decía– no habían bebido en realidad, sino que habían hecho gárgaras con total despreocupación.
Ema Wolf
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